Relaciones

Cómo romper o evitar que se rompa una relación

Cómo romper

Romper o evitar una ruptura se basa en los mismos principios. Basta pensar un poco en las causas que hacen que la relación se pueda romper. También hay que tener claro quién está rompiendo y de qué forma. A partir de ahí, con mente estratégica, se debe valorar lo que uno quiere de verdad y actuar. Siempre hay que actuar, porque nunca hay que dejar que las cosas pasen solas.

Lo primero que tenemos que tener claro es si en realidad podemos romper una relación. Si nos divorciamos y seguimos viéndonos por causa de los niños, entonces la relación podemos llamarla “rota”, pero en realidad sigue siendo una relación. Se ha convertido en una pesadilla, pero no tenemos más remedio que seguir relacionándonos.

La gente confunde el hecho de dejar de estar vinculado sentimentalmente con la desaparición de la relación. Esto no es así. Del mismo modo que dos vecinos que están obligados a vivir juntos tampoco dejan de relacionarse. Tampoco dejan de relacionarse personas que trabajan juntas, pese a que se han dejado claro que no se soportan.

Mientras dos personas interactúan existe una relación, buena o mala, pero existe.

En un sentido estricto, solo se rompe una relación cuando ya no tenemos que interactuar más con el otro. Es el caso de aquel que deja a su pareja, sin niños ni deudas de por medio, y puede de verdad borrar su número para siempre. Es también el caso del que abandona su empleo, su país o del que se da de baja de determinada entidad y se marcha a otros ambientes para nunca volver para nada.

Este artículo es la puesta en práctica de todo lo expuesto en este sitio a cerca de la ruptura de las relaciones.

Mientras dos personas interactúan existe una relación, buena o mala, pero existe. Entonces, ¿Cómo puedo acabar con una relación o, por el contrario, protegerla para que no se rompa?

Ruptura de relaciones

Los 6 motivos comunes de ruptura de las relaciones

Por un cambio de las partes

Las personas evolucionamos y cambiamos con el tiempo. En una relación las personas que la componen siempre cambian de algún modo. Hay que tener en cuenta que puede ser que, efectivamente, uno de los dos haya cambiado de forma evidente o, por el contrario, puede ser que sea el otro el que ha cambiado y vea a su pareja o interlocutor de forma diferente. En este caso el que cambia es el que observa, no el supuesto observado.

Si esto es así y queremos romper algo en principio irrompible, pues está claro que la estrategia de transformarse para no apetecer es una de las más socorridas. Si me vuelvo aburrido, o intelectual, o vulgar, o sofisticado, o lo que sea que no guste al otro, la ruptura es cuestión de tiempo.

Si quiero proteger la relación, entonces me esforzaré por encontrar puntos en común. También puedo cambiar de forma que el otro lo perciba y adaptarme. Si me han dado carpetazo y me han clasificado como “objeto del pasado”, deberé transformarme claramente para volver a ser interesante en su nuevo presente.

Por un cambio de contexto

Hay relaciones que surgen por un motivo funcional, como conseguir algo, y con un cambio de la situación o desaparición de un problema, la relación deja de tener sentido. Pasa en el mundo profesional, pero también en el sentimental.

Si quiero terminar con la relación, cuanto más evidente haga el cambio de contexto, más fácil terminaré con ella.

Si quiero proteger la relación deberé encontrar nuevos motivos para mantenerla. Puedo buscar nuevos retos o puedo inventar nuevas etapas que satisfagan alguna necesidad importante para el otro miembro de la relación.

Por aparición de terceros

Las relaciones se dan en un contexto repleto de influencias. Puede suceder que aparezca un tercero que como buena alternativa suponga el fin de mi relación. No hay que explicar mucho el caso en el ámbito de la pareja, pero también se da esta circunstancia en cualquier otro ámbito relacional. Al final, quien mejor sirva para la satisfacción de las propias necesidades será la mejor opción para mantener una relación.

Si quiero romper la relación, entonces haré evidente las ventajas del intruso y lo desventajoso de mantener la relación.

Si quiero proteger una relación, entonces tendré que competir con el intruso, o hacerlo desaparecer, o hacerle ver que su relación le puede suponer determinado coste o desventaja. Competir con el intruso suele ser mala idea, porque se le ha escogido por una ventaja que no han visto en mí, por lo tanto, por ahí ya he perdido. Por consiguiente, la mejor estrategia es siempre la que va dirigida directamente al tercero para que reconsidere su nueva relación.

Eliminación entre los miembros

Cuando la relación es asimétrica y un miembro poderoso puede eliminar al otro, entonces todo dependerá de los recursos y la imaginación del miembro subordinado para no terminar desapareciendo.

Si una de las partes poderosa quiere romper la relación y puede hacerlo, entonces es evidente que lo hará. Si el que quiere es el subordinado y no puede hacerlo, entonces deberá actuar de forma estratégica siguiendo las maniobras de los cuadros de abajo.

Si quiero proteger la relación y no ser eliminado, entonces debo maniobrar de modo estratégico siguiendo también los cuadros de abajo. Al final, la actitud en estos casos debe ser siempre proactiva. Con mente analítica y estratégica debo manejar las situaciones que me pueden hacer desaparecer. Si no lo hago yo, nadie lo va a hacer por mí.

Marcada por el sistema

cuando nos referimos al sistema entendemos la circunstancia que ha hecho que nos relacionemos dos personas, pero que pronto desaparecerá y con ella nuestra relación. Es el caso de una contratación temporal, o de una asociación para lograr un fin social, o una convivencia temporal por cualquier razón vital necesaria.

Si quiero romper esa relación estoy de enhorabuena, porque vendrá dado sin hacer nada.

Si quiero protegerla, entonces debo edificar otro tipo de relación sobre lo que fue un mero compañerismo.

Combinación de las anteriores

Está claro que las situaciones en la vida no son puras y que nuestro camino está lleno de descubrimientos y de rupturas en todos los ámbitos, por lo tanto, no son extrañas las combinaciones de las causas anteriores.

Los 5 orígenes de la ruptura de relaciones

Unilateral desde una persona poderosa

En caso de que no seamos el poderoso y no deseemos romper la relación, entonces es muy recomendable revisar los cuadros de maniobras de abajo.

Unilateral desde la persona subordinada

Si, por el contrario, la persona menos poderosa decide romper la relación y no puede, porque el poderoso se lo impide, entonces tiene que actuar de un modo estratégico. Solo con una actitud estratégica como las que se ejemplifican abajo se puede romper la relación. Si no es así, entonces no se podrá.

Mixta

Si los orígenes de la ruptura vienen por iniciativa de las dos partes, entonces estamos tranquilos, porque la situación es factible y cuestión de tiempo.

Desde el sistema

Si alguna organización o entidad ha decidido separar a dos personas, entonces la cosa se pone complicada, porque el sistema tiene los medios suficientes para controlar a sus miembros.

Nula

Supone el maravillosos caso de la relación en la que los miembros están tan poco motivados para mantenerla que se termina apagando sin necesidad de romperla. Es el caso de amigos que empiezan llamándose poco y terminan olvidando con los años la existencia el uno del otro.

Los 2 modos de romper una relación

Por activa

Es el caso de quien deliberadamente hace todo lo posible por terminar sea como sea la relación. Supone el modo típico de encarar una ruptura.

Por pasiva

Es el caso de quien no hace absolutamente nada de nada por mantener la relación, dejando que el otro se aburra y piense que la relación es una carga y no es una buena opción. Es el caso de quien no corresponde, de quien se olvida de las citas, de quien no colabora en nada, etc.

Entonces, ¿Qué podemos hacer?

Planificar y actuar. Siempre.

Cualquier relación puede ser deseada, indeseada o neutra. Este último caso incluye las relaciones despersonalizadas. Una relación neutra, despersonalizada o no, es la del profesor que debe aceptar a cualquier alumno que le asignen, como pasa con los médicos con sus pacientes o con los dependientes de un comercio. Son relaciones circunstanciales que no han sido buscadas y que vienen impuestas, en este caso, por la profesión.

Por otro lado, hay relaciones que en determinado momento pueden romperse y otras que no. Una relación laboral puede romperse, pero la del profesor con sus alumnos no. Una relación matrimonial puede romperse, pero la relación con los hijos no se puede romper. En estos casos las partes tienen que mantener los intercambios, pero en circunstancias que a veces son costosas por el desgaste que producen.

En estas situaciones se suceden maniobras y actitudes en las que las partes buscan siempre cambiar, en la medida de lo posible, el entorno para que sea favorable a sus intereses. Con ello se generan ambientes complicados que solo se pueden comprender entendiendo las necesidades de cada cual, la posición que ocupa cada uno como poderoso o como subordinado, y la obligación que tienen las partes de mantener unas interacciones que no les satisfacen.

Los cuadros de abajo recogen estas situaciones y sugieren opciones que las partes suelen emplear. Estos cuadros que vamos a ver pueden utilizarse para planificar estrategias, también para mejorar o ampliar las que estamos empleando. También sirven para tomar conciencia de dónde estamos, qué estamos haciendo y qué podríamos estar haciendo mejor. Estos cuadros no son exhaustivos, pero las opciones reseñadas constituyen buenos ejemplos de estrategias plausibles en cada caso, según sea la intención de las partes.

Cuadros de ejemplos de maniobras

Pensando de forma estratégica cualquiera se ha enfrentado alguna vez a la situación en la que quiere desprenderse de una relación que no le trae beneficios positivos y sí incomodidades o, por el contrario, cualquiera ha visto peligrar una relación importante y ha obrado en consecuencia para evitarlo. Otras veces somos terceros en unas relaciones que nos gustaría fomentar o romper, para ello ponemos en marcha acciones concretas. En los cuadros de abajo se analizan ejemplos de acciones que pueden ponerse en marcha en las cuatro circunstancias que se especifican a continuación.

QUÉ PUEDE HACER LA PARTE PODEROSA ANTE UNA RELACIÓN QUE PUEDE ROMPERSE Y QUE QUIERE PROTEGER
 
El caso se puede ejemplificar con la imagen del presidente electo que quiere mantenerse en el cargo, el dictador que se aferra a su poder, el negociador poderoso que quiere seguir siéndolo, cualquier líder satisfecho con su estatus, un marido maltratador que quiere perpetuar su dominio patológico, etc.  En todos los casos una persona poderosa se esforzará por mantener su entorno de la forma que le sea más propicia, pero protegiendo la relación a toda costa.
 
□    Controlar la información para crear un entorno a medida.
□    Consolidar o exagerar el problema que le hace ser poderoso.
□    Plantear la ilusión de las alternativas.
□    Fomentar los beneficios del Status Quo para las dos partes.
□    Crear un aparato represor de opciones y de grados de libertad.
□    Crear una ética y unos valores. Crear una cultura a medida.
□    Crear unas normas y anular otras.
□    Crear una realidad con sus causas y sus consecuencias.
□    Crear un aparato protector. Una estructura de colaboradores. Una guardia pretoriana.
□    Buscarse una corte de honor de incondicionales.
□    Conquistar a los otros para utilizar sus recursos personales para su beneficio.
□    Favorecer a los incondicionales (manifiestamente o no). Amiguismo.
□    Hacer favores para después cobrárselos.
□    Aparecer como protector, como salvador.
□    Actuar como líder.
□    Fomentar el embudo hacia su persona.
□    Reservarse el derecho de admitir y despedir (o eliminar) miembros.
□    Luchar día a día por mantener la fama.
□    Vender su imagen.
□    Ofrecer un buen producto personal. Mantener el producto constantemente.
□    Establecer buenos canales de transmisión de su imagen.
□    Luchar contra los creadores de contracultura/contraopinión. Detectar disidentes.
□    Vigilar a la competencia.
□    Valorar constantemente del entorno de las personas subordinadas.
□    Elegir bien los puntos conflictivos (o sujetos) con que luchar. El resto es masa.
□    Anular cualquier grado de libertad.
□    Extorsionar con amenazas.
□    Demostrar su fuerza. Amedrentar.
□    Recordar la amenaza de romper.
□    Publicitar explícitamente la amenaza (perjuicio o carencia). Amenazar.
□    Aplicar castigos ejemplares a diferente escala.
□    Tensar sin romper la cuerda. Pescar sin esquilmar, siempre según sus límites, claro.
□    Aislar a la víctima.
□    Divide y vencerás.
□    Negociar transgresiones pasables.
□    Hacer la vista gorda.
□    Evitar abordar temas conflictivos.
□    Evita molestar.
□    Facilitar el trabajo.
□    Fomentar las relaciones positivas.
□    Dar para recibir.
□    Buscar afinidades.
□    Elogiar al otro.
□    Hacerse querer de forma positiva.
QUÉ PUEDE HACER LA PARTE SUBORDINADA ANTE UNA RELACIÓN QUE PUEDE ROMPERSE Y QUE QUIERE PROTEGER
 
En este caso un miembro dependiente teme por su relación y se esfuerza en mantenerla a toda costa. Podemos buscar ejemplos en los miembros dependientes de matrimonios en crisis, personas que crecen y medran a la sombra de poderosos, relaciones comerciales interesantes pero planteadas desde la desventaja, amistades débiles pero útiles que pueden perderse, etc.
 
□    Elogiar al poderoso.
□    Facilitar el trabajo al poderoso.
□    Evitar presionar al poderoso.
□    Integrarse en la cultura del poderoso (o fingir que se integra).
□    Hacer proselitismo.
□    Crear un doble juego de dependencias.
□    Asumir el personaje.
□    Alterar la realidad: descontar perjuicios y valorar lo positivo.
□    Poner condiciones.
□    Amenazar.
□    Hacer una valoración constante del producto del poderoso.
□    Mejorar sus productos para ganar valor.
□    Busca alternativas, plan B, aliados.
QUÉ PUEDE HACER LA PARTE PODEROSA ANTE UNA RELACIÓN QUE NO SE PUEDE ROMPER Y QUE NO DESEA
 
Hay veces en las que se dan relaciones de poder inversas que suelen ser ventajosas para la parte subordinada. También puede suceder que en las relaciones circunstanciales se establezcan relaciones de poder que no son satisfactorias para la parte poderosa. Incluso en las relaciones libres puede suceder que el motivo que las creó las mantenga en funcionamiento, pero que no resulten en absoluto apetecibles, como sucede en alianzas en las que los miembros no se soportan, pero se unen frente a un enemigo común.  En cualquier caso, cabe pensar en circunstancias tales como la del jefe de un grupo de funcionarios que detesta a sus subordinados, el policía destacado en un destino que no le satisface en absoluto, el caso de los padrastros o madrastras que tienen que acarrear con la relación circunstancial del hijastro, el médico de un paciente desagradable, el juez de un caso poco gratificante, el profesor que tiene que dar clase en un grupo conflictivo, etc.
 
 
□    Ser deliberadamente negligente para dificultar la relación.
□    Transformarse cualitativamente.
□    Obrar con dejadez, abandono.
□    Despersonalizarse y aplicar el reglamento.
□    Evitar líos e ir a lo mínimo.
□    Intentar escapar puntualmente de cualquier modo.
□    Robotizarse y aplicar el reglamento.
□    Transformarse en un ogro amparado en su condición de poderoso.
□    Chantajear emocionalmente o abiertamente.
□    Crear un ambiente insoportable continuo.
□    Atacar por sistema. Emplear la estrategia del ariete.
□    Desgastar al subordinado por todos los medios.
□    Favorecer al subordinado para que no de problemas.
□    Adaptarse y renunciar a los principios y planes propios.
□    Negociar pactos de no agresión.
 
QUÉ PUEDE HACER LA PARTE SUBORDINADA ANTE UNA RELACIÓN QUE NO PUEDE ROMPERSE Y QUE NO DESEA
 
Puede darse el caso en que una persona dependiente no acepte de buen grado su rol y se rebele o simplemente aguante con resignación su situación. En cualquier caso, siempre puede hacer algo al respecto para que el entorno creado por el poderoso no le sea tan desfavorable. Hablamos de situaciones tales como la de los alumnos de un profesor que detestan, o la situación vivida por cualquier persona sometida a cualquier circunstancia en contra de su voluntad. Podemos pensar también en extorsionados, en hijos rebeldes, trabajadores subcontratados por un jefe hostil, etc.
 
□    Marcar límites.
□    Resistir activa o pasivamente.
□    Hacer escapadas virtuales (P. ej. baja laboral).
□    Crear grupos subversivos.
□    Crear y ofrecer un mal producto.
□    Complicar las cosas.
□    Transformarse para no apetecer. Cambiar para mal.
□    Ser una carga.
□    Atenerse al reglamento.
□    Actuar siempre por pasiva.
□    Quemarse y despersonalizarse.
□    Transferir la ruptura (hacértelo insoportable para que seas tú el que rompa).
□    Buscar afinidades.
□    Hacerle la pelota al poderoso.
□    Cabecear y fingir que claudica.
□    Cumplir y venderse.
□    Aprender las reglas y defectos del poderoso para utilizarlos.
□    Buscar aliados.
□    Evitar problemas.
□    Evitar ciertos grupitos para no ser asimilado a rivales del poderoso.
□    Favorecer sustitutos mejores.
□    Crear un ambiente insoportable continuamente.
 

Todas las maniobras de los cuadros anteriores son solo ejemplos y nunca son exhaustivas. Las posibilidades de acción de las partes siempre son muchísimo más numerosas de lo que cabría pensar y, por supuesto, de las reflejadas aquí. Muchas veces el límite está en la imaginación y la disposición de las partes para iniciar acciones novedosas. En este ámbito la creatividad es un valioso recurso personal.

Conclusión

Si de verdad valoras lo que tienes, actúa y protégelo. Si, por el contrario, necesitas aire, entonces actúa y rompe ya. Sea como sea, analiza tu situación, busca ideas en el texto y hazme feliz contándome tu caso si es que he conseguido ayudarte.

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Como psicólogo, después de toda una vida dedicada a la gerencia y organización de grupos pienso que el ser humano no puede entenderse si no es en relación con los demás. Me alegro de poder compartir contigo mis aprendizajes a cerca del complicado mundo relacional.
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