Interacción humana, automatismos y guiones

I 2.1 Una vez establecida la pauta de interacción previa, ésta se repite en todas las interacciones presentes y futuras como marca y sello individual de esa interacción en particular. Esto sucederá sin que las partes se planteen, no ya cambiar, sino lo qué están haciendo y cómo lo están haciendo. Las implicaciones para los comienzos son impresionantes, dado que tal y como se establezca la interacción, así seguirá con ligeras evoluciones.

I 2.2 Siempre que identificamos un patrón reaccionamos aplicando su respuesta prediseñada de antemano. Esta circunstancia tiene aspectos positivos y negativos. Por un lado, como positivo, se da la circunstancia de que economizamos recursos y tiempo a la hora de aplicar una respuesta, pero como negativo cabe reflexionar un poco a cerca de lo limitados que somos y lo poco innovadores que resultamos en nuestras interacciones cotidianas. En los casos de interacciones mantenidas solemos reiterarnos en el uso de determinadas respuestas ante las repetidas acciones del otro. Son circunstancias que desde el punto de vista formal son muy repetitivas de una forma deliberada y con el fin de facilitar la interacción, pero esta circunstancia hace que seamos excesivamente económicos pensando y que identifiquemos situaciones que en realidad son diferentes como si fueran similares y que, por lo tanto, deduzcamos que hay que aplicar la misma respuesta. Además, las respuestas reiteradas pueden mantenerse pese a que no hayan dado ningún resultado en el pasado, pero se siguen usando porque son las más fáciles, cómodas, acordes con el estilo personal, económicas, o poseedoras de cualquier rasgo o aspecto valorado como positivo.

I 2.3 En el juego de las interacciones, a la hora de analizar las situaciones para aplicar respuestas prediseñadas en forma de automatismo, nunca seguimos un proceso de evaluación de la situación, elaboración de un plan, aplicación de soluciones y evaluación de lo sucedido. Al contrario. Se actúa por impulsos y de una forma mecánica en la que las apetencias del momento y los automatismos a la hora de reconocer automatismos y guiones lo hacen todo. Los seres humanos somos reactivos, no proactivos. En la jungla de las interacciones es relativamente frecuente encontrar al que hace uso de sus escasos recursos a modo de respuesta, el que actúa por impulso y justifica sobre la marcha lo que va haciendo a base de racionalizaciones, el que actúa basándose en un aspecto de la realidad y luego distorsiona la evaluación de la situación para justificarse, el que aplica soluciones prediseñadas ante problemas remotamente similares, y demás tipos y formas de reaccionar de un modo poco acorde con lo que sería una concepción racionalista y secuencial de la actividad humana. Las secuencias expositivas son un artefacto explicativo que pertenecen al dominio de lo teórico, pero nada más.

Cuadro resumen de la interacción humana

I 2.4 De entre todos los automatismos hay uno que especialmente debe ser tenido en cuenta por el hecho que determina y configura el resultado de la interacción, es lo que denominaremos los a priori determinantes, y que definiremos como las valoraciones automáticas predeterminadas que se desencadenan para configurar el tratamiento de la información en dos sentidos:

. El de los a priori invalidantes, que son los que nos obligan a rechazar ciegamente todo lo que diga o haga nuestro rival, enemigo, político de la oposición, etc.

. El de los a priori validantes que, al contrario, suponen dar un trato especial de favor y relajar la actitud crítica ante la intervención de quien tenemos clasificado como incondicionalmente bueno, amigo, aliado, etc.

Los datos que se observen, las conclusiones que se extraigan e, incluso, el lado hacia el que se mire, estarán condicionados por los a priori determinantes de una forma automática y ciega.

I 2.5 Los intentos por cambiar una interacción estimulan esfuerzos por restablecerla. Las personas integrantes de una interacción que resulta positiva para sus necesidades harán lo posible por mantenerla a toda costa. Si uno de los miembros de la interacción pretende, en un momento dado, cambiarla, el otro miembro se esforzará por revertir la interacción a su situación ideal por todos los mecanismos que le sea posibles en ese contexto. Al final, el resultado de las pautas mantenidas dependerá de un consenso no explícito entre las partes. Lo destacable es que a este consenso se llega sin una comunicación expresa sobre la interacción, sino sobre la marcha y en el curso de la propia interacción.