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Alianzas

Alianzas

M 2.1 Las personas, las organizaciones, las partes en definitiva de cualquier relación, están inmersas en una red social compleja en la que es fácil resultar influenciado, enriquecido, desgastado o modificado en cualquier sentido por el contacto con los demás. No podemos negar que las relaciones con otras personas nos influyen de una forma más o menos decisiva.

El punto que aquí se desarrolla afecta precisamente al tipo especial de relación que denominamos alianza y que viene a ser una especie de relación pactada, más o menos explícitamente, que tiene como referente a un tercero que le da sentido. La alianza solo lo es respecto a un tercero porque si no fuese así hablaríamos de una relación más. Con estas alianzas las partes aumentan sus posibilidades de poder hasta el punto de blindar su posición beneficiándose de la suma de sus recursos o de la transmisión privilegiada de sus productos.

Relación pactada, más o menos explícitamente, que tiene como referente a un tercero que le da sentido.

M 2.2 Del mismo modo que de la alianza emergen efectos sumativos a nivel de poder, también puede provocar efectos adversos. Las malas compañías pueden perjudicar a uno de los aliados frente a otro tercero que no admite con buenos ojos la alianza. Si ser de A supone no estar en el organigrama de B, debemos considerar seriamente a B. Por lo tanto, la maniobra de aliarse es una estrategia que debe calcularse bien porque define a quien la pone en marcha. Al compartir recursos, las partes también comparten definiciones y se ven expuestas a ser equiparadas en aspectos no deseables a los ojos de terceros. Este punto puede ser utilizado de forma estratégica por quien desee romper la alianza o desprestigiar a un miembro frente a un tercero.

Desde las dos partes debe valorarse también que una relación conlleva una transmisión de conocimientos y datos que las partes se llevarán consigo tras la ruptura de la relación. Con este tesoro en manos, las posibilidades del que lo posee (que son los dos) se amplían, pero también las posibilidades de quien lo ha revelado (que también son los dos) se reducen.

M 2.3 La maniobra de la alianza es un camino con difícil vuelta atrás, porque como relación que es se le aplican todas las restricciones de las relaciones a la hora de romper con el otro miembro. Además, cuando las partes se definen y se alían frente a terceros, deben ser conscientes de la forma en que queda el escenario de cara al futuro con posibles rupturas y posibles nuevas alianzas. Una maniobra mal calculada puede limitar las opciones y restringir el margen de movimientos de cara al futuro. No es fácil tomar decisiones en este sentido porque el futuro solo puede imaginarse, pero nunca conocerse porque está sujeto a una infinidad de variables incontrolables, muchas de ellas imposibles de imaginar en su existencia.

M 2.4 Cuando las partes deciden dar el paso y aliarse, entonces multiplican su poder porque por efecto de la sinergia mejoran sus resultados y perciben un cambio cualitativo y cuantitativo, ello puede llevar a que potencien también sus extremismos por la sensación de amparo que la alianza provoca, también por la forma en que favorece la aparición de líderes y los excesos de confianza.

M 2.5 Muchas veces, las afinidades, al igual que nos pasa con las aversiones, son irracionales, emocionales e inexplicables, incluso para las propias partes, pero la razón de ser de las alianzas suele estar en el interés por afectar a un tercero o por lograr un objetivo común y, además, en ellas se da una fuerte dependencia recíproca más o menos asimétrica.

A las alianzas se les aplican todas las propiedades de la asimetría y la reciprocidad. Incluso puede detectarse en ellas en muchas ocasiones, de una forma bastante clara, la figura del dominante y del sumiso, figuras que como vimos no tienen por qué coincidir con P y con Q respectivamente. (Recordemos que no es lo mismo ascendiente que dominante, ni son sinónimos descendiente y sumiso)

M 2.6 Siempre que se da una alianza, la suma de recursos de las dos partes las transforma de una forma más cualitativa que cuantitativa, porque la alianza funciona como un todo. Es cierto que, si hay un líder, su carácter o necesidades personales marcarán la relación, pero no podemos olvidar que el líder necesita a sus seguidores y que juntos forman un todo distinto al líder solo.

M 2.7 No obstante, la suma de un mismo recurso suele dar más poder, pero no de una forma lineal progresiva infinita. Tratándose de dinero y recursos materiales, es evidente que cuanto más mejor. Pero la situación no mejora infinitamente acumulando recursos. Más recursos blindan la posición, pero muchos más recursos no la blindan infinitamente. Tratándose de aportes menos materiales, es probable que cuantos más recursos se aporten sea mucho mejor, pero llegado un punto puede que la tendencia se invierta. Imaginemos que hablamos de ideas o iniciativas: un exceso de las mismas puede neutralizarlas todas.

M 2.8 Las alianzas, por otro lado, no suponen solo ventajas más que evidentes, también suponen cargas en ocasiones gravosas. Es muy necesario mensurar muy bien hasta qué punto conviene iniciar una relación en este sentido o hasta qué punto no conviene romperla dado el precio que se paga por mantenerla. No hay que olvidar que toda relación libre, como una alianza, acarrea con varias circunstanciales que puede que no resulten nada positivas. A esto hay que añadir los precios y cargas que se exijan las partes y lo mucho que hipotequen sus futuros y limiten sus horizontes.

M 2.9 En una relación de alianza, la parte más débil obtiene una ventaja que en ocasiones supone su misma existencia. Pero a poco que se investigue la unión, siempre veremos que la parte más beneficiada es la más poderosa y, si no es a corto plazo, lo será en el futuro.

M 2.10 Las alianzas son más o menos previsibles: se las ve venir. De forma estratégica se puede utilizar esta propiedad para forzarlas o para evitarlas, pero a veces resulta tan evidente su materialización que es cuestión de tiempo sentarse a ver cómo se forman o, visto de otro modo, es cuestión de tiempo afanarse a impedirlas.

M 2.11 Cuando las forman numerosas personas o grupos siempre las maneja un líder que cuenta con los beneficios de la fuerza de la masa. Es verdad que siempre todo depende del carácter y las necesidades de los líderes y de la forma en que gestionen sus dependencias, pero no hay que olvidar que la fuerza de la masa es un recurso muy poderoso. El carácter manifestado por la alianza es una extensión del carácter del líder y la masa es el amplificador de ese carácter.

M 2.12 Las alianzas forman homeostasis estables que pueden romperse estratégicamente insertando en ellas a elementos novedosos. Las alianzas se complican mucho cuando se incluyen nuevas facciones, porque el juego de poderes y de dependencias puede no resultar claro y las partes pueden percibir dependencias y asimetrías donde no las hay estropeando la relación. Además, puede que la convergencia de necesidades ya no sea tan evidente al incorporar a otros elementos influyentes o, mucho peor, que estén sujetas a condiciones que las partes o bien desconocen, o bien conocen, pero no aceptan explícitamente.

M 2.13 No hay que olvidar la frase popular de que las desgracias unen. Por lo tanto, es posible que el motivo de la alianza no sea muy agradable. Cualquier circunstancia adversa puede motivar una alianza espontánea y unir a los miembros más inesperados. Esto puede dar origen a fricciones con el paso del tiempo.

En cualquier caso, independientemente del motivo que originó la alianza, siempre es negativo que en su seno existan agraviados por el resto de los miembros, porque cuando esto sucede, es posible que estas personas abandonen la alianza para formar otra secundaria hostil a la primera. El motivo y fundamento de esta alianza será hostigar a la originaria. Dado que su conocimiento del funcionamiento interno de la alianza primigenia es alto, la amenaza real que representa este grupo escindido es también alto. Mucho más alto será si el grupo permanece en el seno de la alianza sin escindirse. Siempre es necesario tener precaución con lo que se siembra y lo que se va dejando por el camino.

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