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Los elementos ocultos de la comunicación humana

Elementos ocultos en la comunicacion

La comunicación humana es tan complicada como complicadas somos las personas. El acto de comunicar está condicionado por unos elementos ocultos que siempre nos marcan lo que debemos comunicar y lo que debemos callar.

Cuando hablábamos en este mismo sitio de la interacción secundaria, en el apartado I.6.3, nos referíamos al concepto de los datos de conocimiento. Con este término tan abstracto hablamos de un curioso fenómeno de la comunicación humana que todos manejamos a la perfección, pero del que nunca somos conscientes.

Se trata de los diferentes niveles de conocimiento que tienen los interlocutores a cerca de la información que saben que tiene el otro. Con un ejemplo se verá claro: yo puedo saber que una persona es un espía, lo cual mejora mi seguridad porque me permite medir mis palabras para que no le resulte fácil extraerme información. En este caso mi conocimiento supone una ventaja para mí.

Si el otro no sabe que yo sé que es un espía, entonces puedo disimular e incluso puedo jugar con él suministrándole información falsa para que su grupo genere estrategias defectuosas.

Pero si el otro sí sabe que yo sé que es un espía, entonces ya no puedo disimular, ni puedo jugar con él, ni puedo mirar para otro lado, porque sabe que está al descubierto y que no tiene opciones de nada, salvo eliminarme, pactar conmigo, chantajearme… en definitiva, ya no soy el mismo, porque al descubrirse min nivel de conocimiento se ha complicado mi vida.

Cuando yo sé algo, ese algo me cambia, porque me hace otro con posibilidades de interacción determinadas. Cambia mis opiniones y mi forma de pensar y actuar. Pero cuando el otro sabe que yo sé algo, mis posibilidades en el juego interaccional se reducen todavía más y ya no puedo hacer o decir lo que quiera sin evaluar su repercusión.

Es muy importante conocer de una forma clara estos elementos, siempre presentes en la comunicación humana, y que son los que condicionan los mensajes que podemos transmitir. De hecho los conocemos y los manejamos muy bien de una forma intuitiva y natural.

De forma explícita, lo que estamos diciendo se puede describir en el esquema de abajo que muestra los distintos niveles de conocimiento. Más adelante desarrollaremos este esquema con un ejemplo muy sencillo a fin de tomar conciencia de lo complicada que puede llegar a ser la comunicación humana, así como lo natural que nos resulta manejar este problema.

De una forma sumamente rápida e intuitiva manejamos los datos de conocimiento y tomamos conciencia en tiempo real de nuestra posición respecto al otro. Si nos parásemos a pensar en lo que sabemos que saben los demás que sabemos y sus implicaciones, entonces nos maravillaríamos de lo complicada que puede llegar a ser la comunicación humana.

Mientras no sé que mientes confío en ti, a partir del momento en que lo sé eres otro y no me fío. Cuando sé que sabes que me han contado que mientes, no puedo disimular y fingir que no lo sé, por lo tanto, mi margen de maniobra desaparece y estoy obligado a reaccionar. Así sucesivamente.

La vida social es siempre así, en todos los ámbitos: familiar, de amistad, laboral, de conocidos… siempre. Lo que sabemos nos cambia y limita nuestras opciones.

Veámoslo todo con un ejemplo sencillo:

Pensemos en una persona que se ha fiado demasiado de su pareja y ha filmado un vídeo íntimo con ella. La pareja, por los motivos que sea, lo ha subido a internet. Yo, que soy su compañero de trabajo estoy enterado de todo. Veamos las implicaciones:
. Yo, que soy tu compañero de trabajo, que hay en la red un vídeo tuyo comprometido, pero me callo y finjo no saberlo para que no te avergüence hablar conmigo.
. Sé que sabes que hay un vídeo comprometido tuyo en la red, lo cual explica tu nerviosismo.
. Sé que sabes que sé que hay un vídeo comprometido tuyo en la red, lo cual explica que me rehúyas.
. Sé que sabes que sé que sabes que hay un vídeo comprometido en la red, lo cual explica que pretendas darme explicaciones, cuando yo no las he pedido.

Veámoslo con otro ejemplo sencillo:

Imaginemos que estoy en un equipo de trabajo compuesto por tres compañeros. Dos personas son matrimonio y yo soy el tercero.  Las relaciones de trabajo son buenas y necesarias porque debemos trabajar en equipo y debemos hablar mucho. El problema está en que uno de los miembros, el marido, tiene un lío y engaña a su mujer. Todo se complica cuando surge esta relación, pero se complica todavía más cuando alguien de la empresa le cuenta a la esposa lo que pasa. La culminación de las complicaciones llega cuando también le cuentan a la esposa que yo lo sé todo y entonces dejo de ser ajeno al problema. Surgen entonces recelos de alianzas, “tú lo sabías”, “no me dijiste nada”, “como sois amigos os protegéis” etc.
Lo que sé
Sé que tu marido te engaña. Solo sé eso, pero no sé si lo sabes tú, así que me mantengo al margen.
Lo que sé que sabes
Sé que tu marido te engaña y que tú también lo sabes. Lo que no sé es si sabes que yo me he enterado de que te engañan. No me gustaría que lo supieras porque cuando sepas que yo estoy enterado de todo, nuestra relación podrá resultar incómoda. Por el momento me puedo hacer el ignorante como si no pasara nada y dejaros con vuestros problemas.
Lo que sé que sabes que sé
Sé que tu marido te engaña, y que sabes que te engaña. También sé que sabes que me lo han contado todo y que sé que te engaña. Lo que no sé si sabes es que yo sé que tú estás enterada de todo. Si no lo sabes, entonces yo podría disimular o actuar como si no lo supieras. A mí me daría la tranquilidad de no tener que explicar quién me lo dijo ni desde cuando lo sé o por qué lo sé.
Lo que sé que sabes que sé que sabes
Sé que tu marido te engaña, y que sabes que te engaña. También sé que sabes que me lo han contado todo y que por lo tanto yo también sé que te engaña. Además, sé que te han contado que sé que tú sabes que te están engañando. Ahora no puedo hacer como que no lo sé porque quedaría como un hipócrita. Solo nos queda el recurso de no sacar el tema los dos y hacer como que no sabemos lo que sabemos que sabemos. Debemos poner a prueba nuestras habilidades de hipocresía al máximo y mientras dure, o hablar del tema, con lo que yo podría resultar de alguna manera implicado en tus planes, y eso no me gusta.

¿Por qué son importantes los elementos ocultos de la comunicación humana?

Son importantes por la sencilla razón de que siempre existen, están ahí, los manejamos de forma habilidosa pero inconsciente, y nos limitan lo que podemos o no podemos comunicar.

Además, esto explica por qué muchas personas prudentes saben cuándo no intervenir o cuando fingir desconocimiento de poseer determinada información. La habilidad de saber callar y hacerse el ignorante es una de las más útiles y adaptativas en cualquier ámbito. Al fin y al cabo es una habilidad estratégica exclusiva de la comunicación humana.

Esta habilidad explica la actitud hipócrita, sumamente adaptativa, que hace que sabiendo determinadas cosas del otro hagamos como que no lo sabemos y sigamos interactuando con él, porque si se llegase a saber que sabemos determinadas cosas, entonces se modificaría todo el marco de la comunicación y las posibilidades de interacción.

Si sé que sabes que sé que eres un ladrón, no actuarás conmigo igual.

Si sé que sabes que sé que mientes, entonces ya no me harás las confidencias que me hacías.

Además, es importante porque los analfabetos relacionales no dominan bien estas cuestiones y terminan envueltos en errores de la comunicación que aquí hemos tipificado y que siempre tienen importantes consecuencias.

La comunicación humana, como la interacción humana en sí, son fenómenos mucho más complejos de lo que suponemos.

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